Monday, April 2, 2012

El lado activo del infinito



…Aquel día, sentados en la parte trasera de su casa en el centro de México, don Juan dijo que el cuerpo energé¬tico era de una importancia clave en todo lo que estaba ocurriendo en mi vida. Él veía como un hecho energéti¬co el que mi cuerpo energético, en lugar de alejarse de mí (como sucede normalmente), se me acercaba a gran ve¬locidad.
 ¿Qué significa el que se me esté acercando, don Juan?  pregunté.
 Significa que algo te va a sacar la mugre  dijo don Juan sonriendo . Un grado tremendo de control va a aparecer en tu vida, pero no tu control; el control del cuerpo energético.
 ¿Quiere decir, don Juan, que una fuerza externa va a controlarme?  pregunté.
 Hay montones de fuerzas externas controlándote ahorita mismo  don Juan replicó . El control al que me refiero es algo que está fuera del dominio del lengua¬je. Es tu control pero a la vez no lo es. No puede ser clasi¬ficado, pero sí puede ser experimentado. Y, por cierto y por sobre todo, puede ser manipulado. Recuerda: puede ser manipulado, por supuesto, para tu beneficio total, que no es, claro, tu propio beneficio sino el beneficio del cuerpo energético. Sin embargo, el cuerpo energético eres tú, así es que podríamos continuar indefinidamente co¬mo perros mordiéndose la propia cola, tratando de expli¬car esto. El lenguaje es inadecuado. Todas estas experien¬cias están más allá de la sintaxis.
La oscuridad había descendido muy rápidamente, y el follaje de los árboles, que momentos antes brillaba de color verde, estaba ahora muy oscuro y denso. Don Juan dijo que si yo prestaba atención intensamente a la oscuri¬dad del follaje, sin enfocar la mirada sino mirando como con el rabillo del ojo, vería una sombra fugaz cruzando mi campo de visión.
 Ésta es la hora apropiada para hacer lo que te voy a pedir  dijo . Toma un momento en fijar la atención necesaria de parte tuya para lograrlo. No pares hasta que captes esa sombra fugaz negra.
Vi de hecho una extraña sombra fugaz negra proyec¬tada en el follaje de los árboles. Era, o bien una sombra que iba de un lado al otro, o varias sombras fugaces mo¬viéndose de derecha a izquierda o de izquierda a dere¬cha, o hacia arriba en el aire. Me parecían peces negros y gordos, peces enormes. Era como si gigantescos peces¬ espada volaran por el aire. Estaba absorto en la visión. Luego, finalmente, la visión me asustó. Estaba ya muy oscuro para ver el follaje, pero aun así veía las sombras fugaces negras.
 ¿Qué es, don Juan?  pregunté . Veo sombras fugaces negras por todos lados.
 Ah, es el universo en su totalidad -dijo , incon¬mensurable, no lineal, fuera del reino de la sintaxis. Los chamanes del México antiguo fueron los primeros que vieron esas sombras fugaces, así es que las siguieron. Las vieron como tú las viste hoy, y las vieron como energía que fluye en el universo. Y, sí, descubrieron algo tras¬cendental.
Paró de hablar y me miró. Sus pausas encajaban per¬fectamente. Siempre paraba de hablar cuando yo pendía de un hilo.
 ¿Qué descubrieron, don Juan?  pregunté.
 Descubrieron que tenemos un compañero de por vida  dijo de la manera más clara que pudo . Tene¬mos un predador que vino desde las profundidades del cosmos y tomó control sobre nuestras vidas. Los seres humanos son sus prisioneros. El predador es nuestro amo y señor. Nos ha vuelto dóciles, indefensos. Si que¬remos protestar, suprime nuestras protestas. Si quere¬mos actuar independientemente, nos ordena que no lo hagamos.
Estaba ya muy oscuro a nuestro alrededor, y eso pa¬recía impedir cualquier expresión de mi parte. Si hubie¬ra sido de día, me hubiera reído a carcajadas. En la oscu¬ridad, me sentía bastante inhibido.
 Hay una negrura que nos rodea  dijo don Juan , pero si miras por el rabillo del ojo, verás todavía las fuga¬ces sombras saltando a tu alrededor.
Tenía razón. Aun las podía ver. Sus movimientos me marearon. Don Juan prendió la luz, y eso pareció disi¬parlo todo.
 Has llegado, a través de tu propio esfuerzo, a lo que los chamanes del México antiguo llamaban el tema de temas  dijo don Juan . Me anduve con rodeos to¬do este tiempo, insinuándote que algo nos tiene prisione¬ros. ¡Desde luego que algo nos tiene prisioneros! Esto era un hecho energético para los chamanes del México an¬tiguo.
 ¿Pero, por qué este predador ha tomado posesión de la manera que usted describe, don Juan?  pregun¬té . Debe haber una explicación lógica.
 Hay una explicación  replicó don Juan , y es la explicación más simple del mundo. Tomaron posesión porque para ellos somos comida, y nos exprimen sin compasión porque somos su sustento. Así como noso¬tros criamos gallinas en gallineros, así también ellos nos crían en humaneros. Por lo tanto, siempre tienen comi¬da a su alcance.
Sentí que mi cabeza se sacudía violentamente de lado a lado. No podía expresar mi profundo sentimiento de incomodidad y descontento, pero mi cuerpo se movía haciéndolo patente. Temblaba de pies a cabeza sin voli¬ción alguna de mi parte.
 No, no, no, no  me oí decir . Esto es absurdo, don Juan. Lo que usted está diciendo es algo monstruo¬so. Simplemente no puede ser cierto, para chamanes o para seres comunes, o para nadie.
 ¿Por qué no?  don Juan preguntó calmadamen¬te . ¿Por qué no? ¿Por qué te enfurece?
 Sí, me enfurece  le contesté . ¡Esas afirmacio¬nes son monstruosas!
 Bueno  dijo , aún no has oído todas las afirma¬ciones. Espérate un momento y verás cómo te sientes. Te voy a someter a un bombardeo. Es decir, voy a some¬ter a tu mente a tremendos ataques, y no te puedes ir porque estás atrapado. No porque yo te tenga prisione¬ro, sino porque algo en ti te impedirá irte, mientras que otra parte de ti de veras se alocará. Así es que, ¡ajústate el cinturón!
Sentí que había algo en mí que exigía ser castigada. Don Juan tenía razón. No podría haberme ido de la casa por nada del mundo. Y aun así, no me gustaban para nada las insensateces que él peroraba.
 ¿Pero de qué manera pueden hacer esto, don Juan?  pregunté, de cierto modo más enojado aún por sus afirmaciones . ¿Susurran todo esto en nuestros oídos mientras dormimos?
 No, no lo hacen de esa manera, ¡eso es una idio¬tez!  dijo don Juan, sonriendo . Son infinitamente más eficaces y organizados que eso. Para mantenernos obedientes y dóciles y débiles, los predadores se involu¬craron en una maniobra estupenda (estupenda, por su-puesto, desde el punto de vista de un estratega). Una maniobra horrible desde el punto de vista de quien la sufre. ¡Nos dieron su mente! ¿Me escuchas? Los pre¬dadores nos dieron su mente, que se vuelve nuestra mente. La mente del predador es barroca, contradicto¬ria, mórbida, llena de miedo a ser descubierta en cual¬quier momento.
 No es que no pueda aceptar esto como válido, don Juan  dije . Podría, pero hay algo tan odioso al res¬pecto que realmente me causa rechazo. Me fuerza a to¬mar una posición contradictoria. Si es cierto que nos co¬men, ¿cómo lo hacen?
 ¿Pero por qué, si los chamanes del México anti¬guo, y todos los chamanes de la actualidad, ven los pre¬dadores no hacen nada al respecto?
 No hay nada que tú y yo podamos hacer  dijo don Juan con voz grave y triste . Todo lo que pode¬mos hacer es disciplinarnos hasta el punto de que no nos toquen. ¿Cómo puedes pedirles a tus semejantes que atraviesen los mismos rigores de la disciplina? Se reirán y se burlarán de ti, y los más agresivos te darán una pa¬tada en el culo. Y no tanto porque no te crean. En lo más profundo de cada ser humano, hay un saber ancestral, visceral acerca de la existencia del predador.
Don Juan continuó hincándome su púa más y más profundo.
 Los chamanes del México antiguo  dijo  vieron al predador. Lo llamaron el volador porque brinca en el aire. No es nada lindo. Es una enorme sombra, de una oscuridad impenetrable, una sombra negra que salta por el aire. Luego, aterriza de plano en el suelo. Los chama¬nes del México antiguo estaban bastante inquietos con saber cuándo había hecho su aparición en la Tierra. Ra¬zonaron que era que el hombre debía haber sido un ser completo en algún momento, con estupendas revela¬ciones, proezas de conciencia que hoy en día son leyen¬das mitológicas. Y luego todo parece desvanecerse y nos quedamos con un hombre sumiso.
Quería enojarme, llamarlo paranoico, pero de algún modo mi rectitud inflexible que por lo general se escon¬día justo por debajo de la superficie de mi ser, no estaba allí. Algo en mí estaba más allá de hacerle mi pregunta favorita: ¿Qué pasa si lo que él dice es verdad? Aquella noche, al tiempo que me hablaba, de todo corazón sentí que lo que me decía era verdad, pero al mismo tiempo y con igual fuerza, sentí que todo lo que me estaba dicien¬do era completamente absurdo.
 ¿Qué me está diciendo, don Juan?  pregunté dé¬bilmente. Mi garganta estaba constreñida. Apenas podía respirar.
 Lo que estoy diciendo es que no nos enfrentamos a un simple predador. Es muy ingenioso, y es organiza¬do. Sigue un sistema metódico para volvernos inútiles. El hombre, el ser mágico que es nuestro destino alcan¬zar, ya no es mágico. Es un pedazo de carne. No hay más sueños para el hombre sino los sueños de un ani¬mal que está siendo criado para volverse un pedazo de carne: trillado, convencional, imbécil. 


Carlos Castaneda. El lado activo del infinito




-Nosotros debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo-



Mientras seamos capaces de amar solamente a nuestra familia o nación, seremos incapaces de amar a los demás, estamos limitados por los lazos del cariño y de la patria, cuando hayamos roto los lazos de la sangre y nos hayamos afirmando nosotros mismos y nos bastemos, podremos convertirnos en servidores desinteresados de la humanidad, cuando el hombre ha llegado a ese estado, encuentra que ha ganado a todas las familias del mundo, porque todos seran para el sus hermanos, padres, madres, aquienes debe cuidar y ayudar...Todos Somos Uno



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